Estaba cenando anoche en un restaurante elegantísimo al norte de la ciudad; justo enfrente de nuestra mesa estaba sentado un caballero; al menos eso es lo que pensaba que era; sin siquiera tratar de conseguir la atención de los camareros, el caballero, chasqueó sus dedos tan fuerte que todos en el restaurante dieron la vuelta y miraron hacia él. El camarero vino corriendo a ayudar inmediatamente. Esto es tan rudo que sólo me hace pensar que este personaje no sería alguien con quien a mí me gustaría hacer negocios.
Otra vez este es otro buen ejemplo de que nunca se sabe quién te está mirando. Si yo fuera uno de sus clientes y lo viera actuando así, dejaría mi relación con él de inmediato. Ser rudo se puede traducir en ser irrespetuoso y por supuesto no es aceptable. Un mesero en un restaurante es un profesional y merece respeto. Ser amable y respetuoso dice mucho sobre ti.
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